Cuando hablamos sobre la poesía ecuatoriana, advertimos sobre una situación que suele ser afirmada por escritores, críticos literarios y periodistas del Ecuador: la literatura de éste país es poco conocida en el exterior. La difusión es escasa, al igual que las antologías o recopilaciones de autores ecuatorianos.
Así vemos cómo se desaprovecha el potencial de esta nación multicultural, donde indígenas, afroecuatorianos, mestizos y descendientes de españoles conviven entre decenas de lenguas, desde el castellano (idioma oficial del país) hasta el paicoca, kichwa shimi, awapit y záparo, entre otros dialectos.
En la época colonial, la literatura ecuatoriana mostró una tendencia hacia la temática religiosa y los personajes de la nobleza. Juan Bautista Aguirre (1725-1786), por ejemplo, es considerado como uno de los precursores de la poesía hispanoamericana. En 1758 ingresó en la Compañía de Jesús y se dedicó a la enseñanza en la Universidad de San Gregorio Magno hasta que los jesuitas fueron expulsados del país. Luego se radicó en Italia, donde fue superior del convento jesuita en Ravena.
En el siglo XIX, el poeta José Joaquín Olmedo (1780-1847) escribió el poema épico “Canto a Bolívar”. Este autor es nombrado como uno de los próceres de la independencia de Guayaquil. La poetisa Dolores Veintimilla de Galindo (1829-1857, autora de “Quejas”) y el ensayista y novelista Juan Montalvo (1832-1889) son otros referentes de la época.
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